viernes, 25 de marzo de 2011

Dispersa


Camino entre la gente
Distante, distinta…
Tan lejos y tan cerca
De otras realidades,
Que se proyectan
Desde lo profundo
De todos los trazos,
De todos los lazos…
Las olas se agitan
Sobre las ciudades
Respiran, lastiman.
Invitan, inventan,
Desandan las horas
De los desatinos.
Los mapas reflejan
Todas las mañanas…
Los soles festejan
Pálidos, discretos…
Saben los jardines
Perfume a jazmines.
Mientras yo divago
Palabras ajenas
Gastadas y añejas
Juegan las sirenas
Sobre los rincones.
Sobran los espacios,
Faltan los espejos.
La piel desespera.
Nacen los poemas
De un libro cualquiera…
                                        Ana María Daviou

viernes, 18 de marzo de 2011

Tienda de marcas


Llevo en el alma tatuajes
Y en el cuerpo amaneceres
Inciertos y despiadados,
Que me marcaron apenas
Cuando llegaba la tarde.
Las estrellas que he guardado
Las conservo en la memoria,
Los desiertos que he ignorado
No los quiero revelar.
Los altares que he besado
No me perdonan la ausencia.
Me frecuentan las congojas
Del cielo de los profetas.
Soy torrente que desborda,
Soy agua que va de prisa.
Solitaria peregrina del ocaso
Que no conoce de exilios
Ni deslices pasajeros.
Detrás de los escenarios
Se recuestan los deseos,
Se revelan las pasiones
De los pecados ajenos.
Yo aguardo entre bambalinas
Que se destraben las puertas,
Que se abran las ventanas
Para encontrar la salida…
Que los almanaques
Han pronosticado
La fecha de egreso
De las tiranías.
Y entre las miserias
de la raza humana
Dejaré en la tierra
mi marca indeleble
De amor y poesía
                                   Ana María Daviou                                         

Acto ceremonial


Partíamos el pan
Y bebíamos el vino
Por las tardes,
Junto a los caminos
De un país urbano,
De algún territorio
Ausente de palabras.

Y nos devorábamos
El alma y la piel,
Sin ideologías
Ni falsas promesas.

Los pájaros muertos
Danzando entra espinos.
La miel en los ojos
Y las manos quietas
Palpando el misterio
De un sueño increíble,
De una playa efímera….

De un dulce desvelo
De un sol desteñido,
Débil pordiosero
De las artimañas
De algún lujurioso
País en desuso.
Que el amor ausente
No vuelve y pretende
Desplegar las alas
Buscando artilugios,
Para defenderse
De los años locos,
De la sangre joven
Que a veces regresa
Como la marea
Y se rompe en la playa
De los desencuentros…

                          Ana María Daviou

Descalza



Me gusta caminar descalza,
Sin permisos ni peajes
Ni suturas en las plantas de los pies.
Por donde el viento me lleve,
Me acaricie las simientes.
Sin horarios ni recetas
Ni vuelos de cabotaje.
Me gusta caminar sin prisa
Ni presagios deshonestos,
Por encima de las aguas
De algún mar embravecido.
Irónico testimonio del destino.
Devenir de los silencios
De las sombras que despiertan
La codicia elemental de algún misterio.
Me gusta caminar los sueños
Que dormida no podría imaginar.
Embriagarme de algún néctar
Con sabor a primavera y a sonrisas.
Caprichoso souvenir de cicatrices
Que se alojan en el fondo de unos ojos
Tan puros como los tuyos.
Tan ausentes como el día que pasó
Y ya no regresa porque muere
O se lo lleva la corriente…
Y es muy tarde y ya la hora
del destierro ha comenzado,
Y quien sabe si mañana
podrán mis pasos hallarte
Sobre la faz de la tierra…
Me gusta caminar descalza por la vida.           
Sin espinos ni trágicos desenlaces.
Entregarme sin reservas ni agonías
A las páginas de un libro primerizo
Que me invente y me descubra.


                                             Ana María Daviou

Confesiones

                                                       

                                                        "Confieso que he vivido"
                                                                  Pablo Neruda  

Confieso que he vivido tanto….
Tal vez poco más de lo necesario.
Confieso que he sufrido con y sin razón de ser.
Que he llorado viendo morir la primavera en los espejos.
Que he reído sin saber porqué.
Que he amado el espanto del poema de la muerte.
Confieso que he soltado mis cuerdas al viento.
Que he arrojado mis duelos al mar.
Confieso que la vida me ha sido contraria y amante viajera,
Fiel señora irrespetuosa del desvelo angelical de las estrellas.
Confieso que he sembrado golondrinas incapaces de volar.
Que he dedicado el perfume de los lirios al placer.
Que me sorprendió la ausencia.
Que me conquistó el destino de los dioses soberanos.
Confieso que he dormido muchos días sin soñar.
Que he descubierto las horas
Desde el fondo de un placard.
Que me arrulló la bohemia razón de sobrevivir.

Confieso que he nacido de nuevo
tantas veces, y de tantas maneras….
Que he deseado, que he añorado.
Que me han quitado las máscaras.
Que me han atado las manos.
Que me han pintado sonrisas
En las plantas de los pies.
Y en las falanges de un mundo
Tan extraño me nacieron
Mariposas celestiales
Del color del arco iris.

                                       Ana María Daviou

sábado, 25 de septiembre de 2010

Añoranzas

Añoranzas

Jugábamos a volvernos invisibles
En las tranquilas horas de la siesta,
Cuando en la casa dormían los abuelos
Sus largos sueños de flores azuladas.
Mi hermana y yo nos convertíamos
En pasajeras de un viaje inolvidable,
Silencioso secreto del desvelo insolente,
Danzando entre el follaje,
Atravesando paredes y fronteras.

Nos aguardaba la calle lisonjera
Enamorada del sol y la ribera,
La lujuriosa mirada del estío,
El amor escondido en las esquinas
Y entre canciones que ya nadie cantaba.

Hoy nos aguarda tan solo la esperanza
De volver a recorrer aquel paisaje,
De desandar calendarios y suspiros,
De volver a jugar con los espejos.
¡De volver a la vida!... de escapar
Del asedio inevitable de la muerte….
                                                   Ana María Daviou

Mascaras



De vez en cuando regresa la niña
De un país sombrío, casi sin infancia.
Solo de vez en cuando….

Comete alguna travesura
Debajo de las alfombras
Sumisas del hormiguero.
O salta por los balcones
Que bostezan a su paso.
Se desliza entre los rieles
De una página amarilla…
De vez en cuando la niña
Recuerda las margaritas,
Se trepa al árbol de moras,
O regala suspiros a los transeúntes.
Desveladas noches soñando utopías
Sobre las almohadas de la idolatría.
Sufre la pequeña porque la picana
Desgajó sus senos al caer la tarde.
Sonríe el verdugo desde su escondite
De falsas nodrizas sobre la vereda.
Tiene corto el pelo la niña y el duelo
Reveló el secreto de su travesía.
De vez en cuando la niña juega
Con marionetas febriles,
 con letreros luminosos,
con el circo de su vida
con máscaras y antifaces.

De vez en cuando la niña
Promete no regresar….
Que el césped está muy verde
Y en su mirada el ocaso
Refleja desolación.


                Ana María Daviou